Nadie espera por Siempre..

Un dia como cualquier otro, me di cuenta de que algo más estaba comenzando. Me sonreí y cerré los ojos para intentar seguir soñando un poquito más. Ante tal imposibilidad me levanté, desayuné y me propuse hurgar en esta novedad. Con una excusa bien preparada, salí de mi casa. No queria levantar sospechas de nada. Paseando mientras miraba al piso, a las vidrieras, a la gente y a mi imagen reflejada, pensaba dónde podría llegar a estar. Aunque era una obviedad, siempre estaba en el mismo lugar.
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Crucé la vereda y fuí a la plaza. Me senté en un banco, y esperé. Jugué con los pies entre las piedritas que habia cerca y esperé. Bajé la mirada y esperé. Observé la gente que pasaba y esperé. Volví a leer mis últimos mensajes de texto y esperé. Se hizo una hora de aquella espera; me puse de pie y me fuí.
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Apoyando mi cabeza contra el vidrio de la ventana, veia la gente pasar. Suponia que me habria ido quizas demasiado rapido, pero no queria estar tan pendiente. O al menos no queria demostrar que estaba tan pendiente, porque lo estaba. Me levanté, crucé la vereda y entré. Salí en quince segundos, caminando hacia mi casa con la mirada baja.
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Me levanté al otro día, sin siquiera haber pegado un ojo en toda la noche. Habia estado muy ocupada preguntandome una y otra vez porqué habría decidido irse sin siquiera haber tenido una despedida decente. Busque su número en el celular, lo miré una y otra vez. Uno por uno mire todos los numeros para llamarlo. Llamé y corté al instante; tenía que pensar antes.
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Una semana entera pasé, sin hacer más que lo esencial para no caer en la desesperación. Sólo tenia confusión. No habia tenido noticia alguna, mis mensajes sin responder. ¿ Qué habia pasado?
Esta bien, me dije. Voy a ir a dar la cara, no me importa nada. Bueno, quizás si. Me importa, demsiado como para dejar que esto quede así. Todo se me habia aparecido tan rápido. Todo cuanto lo queria y lo extrañaba y mi ingenuidad y egoismo, mi falsa superioridad inventada para creer que esta historia de idas y venidas duraria para siempre. Ahora ya no estaba más. Tonta.
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Asustada, con un agujero en el estómago fui hasta la puerta y la abrí. No podia haberse ido. Iba a tener que averiguar, como podia ser que hiciera algo tan repentino, y yo preguntando por él como si él no tuviera vida más que para pensar en mi. Claro, ahi caí: Yo, yo yo. Egoista que fui, siempre pensando así. Me preocupe, empece a sentirme mal. No iba a poder estar recorriendo el barrio entero preguntando dónde habria ido a parar, sin siquiera haberme dicho.
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Me senté en un escalón de entrada de un edificio y sin pensarlo dos veces, llamé. No sabia qué iba a decir, solo queria hablar. Pero un ruido lejano me estremeció, y teniendo los ojos cerrados senti calor a mi lado. Me abrazó y lo miré. Corté al instante y su teléfono dejó de sonar. Sonreí, miré al piso, volví a levantar la mirada y lo abracé. Iba a hablar, lo supe porque tomó aliento, pero lo besé y sonreí de nuevo.
- Perdón..me porté mal.
- No, yo te quiero. Te lo queria decir, hace tiempo. Me fuí porque queria saber que ibas a hacer.
- Ja, lo merecía, y lo necesitaba; yo también te quiero. Pero tardé y me asusté.

Ya no importaba, un abrazo, un beso y una sonrisa habia dejado en claro lo que estuvo nublado por tanto tiempo.